jueves, 19 de junio de 2008

desde su primer dia en roma, ciudad a la que ya entro subido en un lujoso carro tirado por docenas de mujeres desnudas, vario avito basiano (205-222), coronado a los 14 años emperador romano con el nombre de marco aurelio antonino ( aunque mas conocido con el sobrenombre de heliogabalo ) se dio cuenta que gobernar un imperio no tenia porque ser aburrido.

aparte de darse esos pequeños caprichos que todos tenemos - y que tanto ayudan a sobrellevar el dia a dia -, como su costumbre por no beber nunca dos veces de un mismo vaso ( que tenia que ser siempre de oro macizo ), vestirse con ropas femeninas en las noches de luna llena o casarse con varios gladiadores en una misma ceremonia, heliogabalo se hizo famoso por los banquetes que ofrecia a sus invitados, unos banquetes a los que asistia el todo roma y que, como buen anfitrion que era, cuidaba en sus mas minimos detalles como bien reflejan los relatos de los innumerables cronistas de la epoca que el mismo emperador dispuso para que sus hazañas pasaran debidamente a la posteridad.

en uno de ellos, y por aquello de celebrar que empezo a gobernar un año acabado en ese numero, organizo la fiesta tematica del ocho invitando para la ocasion a ocho jorobados, ocho cojos, ocho gordos, ocho esqueleticos, ocho enfermos de gota, ocho sordos, ocho negros y ocho albinos.

llegados los postres cada uno de ellos recibio ocho puñaladas en medio del alborozo general del resto de los invitados que podian participar libremente de espectaculo, y no solo como simples espectadores sino tambien, si lo deseaban, como verdaderos protagonistas del mismo.

tan pocos invitados pudieron resistirse a participar que hubo que improvisar deprisa y corriendo varias tandas mas de ochos ( echando mano de los esclavos del servicio ) y asi que ningun invitado se quedase sin jugar, algo que hubiera sido toda una desconsideracion.

precisamente era la hora de los postres, momento en el que quien mas y quien menos se hallaba afectado por la bebida, cuando el emperador ponia en practica sus mejores ideas, esas que le hacian ser siempre el alma de la fiesta.

legendaria fue aquella en la que, con todos los invitados dentro, mando cerrar las salidas del comedor e hizo soltar una manada de fieras salvajes a las que previamente habia hecho arrancar los dientes y las garras, un pequeño detalle que desconocian los aterrados comensales y que acabo convirtiendo aquella amena velada en algo inolvidable.

hay gente que siempre sabe divertirse.

Sarita Amon