domingo, 1 de diciembre de 2013

Nada queda en manos del azar. 
 
Al parecer todo está preconcebido por alguna fuerza superior, inalcanzable e inimaginable. 

Nos esforzamos por cambiar el sentido de las cosas, pero nuestras vidas se calzan las investiduras de un destino inevitable. 

Todo pierde sentido, todo se vuelve monótono y cotidiano, lo que hicimos ayer se asemeja mucho de lo que hacemos ahora y seguramente, de lo que haremos mañana.


Los esquemas se hacen rígidos y nos sometemos a ellos, somos víctimas de una vida absurda que se pierde en la inconciencia del ser humano.



Nos mantenemos caminando en una dirección sin sentido, subimos peldaño a peldaño una escalera que nos lleva a ninguna parte, nadamos en un mar infinito totalmente desorientad@s.



La verdad se aleja, el sentido de todo se hace incomprensible, bailamos alrededor de una hoguera que representa la misma perdición del ser humano como especie sobre la tierra.



Todo esto quizás no llegaría a ser un gran problema, el verdadero problema es que nos mantenemos en la ignorancia y la inconciencia de un desenlace cercano y sin retorno, un viaje hacia lo oscuro sin luces de esperanza, sólo nos queda esperar.


Sarita Amon.