martes, 25 de noviembre de 2008

la asustadiza pandora caminaba despacio, con cuidado de no tropezar por el sendero.



se sentia diferente y extraña, en aquella tierra arida.



su reflejo estaba borroso, cada vez que se atrevia a buscarse en las aguas de los rios se daba cuenta, era una desconocida hasta para si misma.



se debaja arrastrar por los fantasmas que la perseguian desde mas alláa de su pasado, creia mentiras por el temor a la propia verdad, se empeñaba en no crecer, atada a la conviccion de que ello le acarreria más problemas.



un dia, tras una oscura mañana vagando con abominable lentitud, topo con un enorme agujero en medio de su paso.



no sabia que hacer para cruzar al otro lado y continuar la marcha, agustiada, se sento a varios metros de aquel abismo circular y, sobrecogida, empezo a llorar como la niña que era, estaba sola, no podia regresar, tenia que seguir, no habia nada mas que espinas al otro lado, lo conocido era cruel y triste, venia huyendo con la esperanza de llegar hasta algo mejor, un lugar donde fuese feliz, lloro amargamente largo tiempo, la noche empezaba a caer, habia que decidir, avisto el cielo nuboso, lloveria y ella, arropada de dudas, no se habria movido un milimetro de su posicion, seguiria, rebasaria el hoyo, el cielo rugio, la paciencia no la esperaba, anduvo hacia atras los metros necesarios y, armandose de valor, cogio aire e inflo sus pulmones, comenzo a correr, las gotas caian sobre ella, el viento la empujaba, al llegar cerca del borde, dio un gran salto, suspendida en el aire confio en que llegaria al otro lado, sonrio y, de repente, sintio como su cuerpo iba cayendo hacia abajo.



grito mientras se encogia su estomago y una horrible sensacion de vertigo se apoderaba de todo su cuerpo, el golpe fue brusco y doloroso, impacto con la espalda en la profundidad y, creyendo que tenia todos los huesos del cuerpo roto, lloriqueo lastimosamente, estaba atrapada, abrio los ojos al sentir como las gotas seguian cayendo sobre ella, el cielo y su inmensidad se abrian ante sus ojos, derrumbada y rota, se quedo quieta soportando el frio, entonces lo dijo en alto, se acabo.



busco en su chaqueta la pequeña cajita que custodiaba, con un simple gesto la abrio y con un ensordecedor rugido, los miedos, la maldad, la desilusion, la muerte y todos los males salieron despedidos de su carcel, haciendose con fuerza a ellos, consiguio trepar hasta la cima del agujero, al fin daba un buen uso a sus temores, de ellos se valia para superar los limites de lo imposible, de nuevo arriba, observo que habia conseguido atraparla de nuevo, sonrio, no dejaria que la esperanza se escapase, no, ni hablar, estaba, quisiera o no, destinada a ser su compañera de viaje.



Sarita Amon