Los sibaritas de verdad -los naturales de la ciudad italiana de Síbaris- sólo llegaban a conciliar el sueño si dormían sobre colchones de pétalos de rosas.
A tanto llegaba su delicadeza que había un vecino, de nombre Mintríadades, que se quejaba frecuentemente de molestas irritaciones en su piel producidas porque alguno de los pétalos de su colchón estaba arrugado.
Luego voy yo, y se me ocurre ...pedir un mísero cojín en el que apoyar la cabeza y que me ayude a no estar tan incómoda cada vez que echo (intento echar) una miserable cabezadita y me preguntan que si estoy hablando en serio.
Se empeñan en vendernos que las condiciones de vida han mejorado con el tiempo.
Cada vez peor.
Qué pena, de verdad.
Sarita Amon.
A tanto llegaba su delicadeza que había un vecino, de nombre Mintríadades, que se quejaba frecuentemente de molestas irritaciones en su piel producidas porque alguno de los pétalos de su colchón estaba arrugado.
Luego voy yo, y se me ocurre ...pedir un mísero cojín en el que apoyar la cabeza y que me ayude a no estar tan incómoda cada vez que echo (intento echar) una miserable cabezadita y me preguntan que si estoy hablando en serio.
Se empeñan en vendernos que las condiciones de vida han mejorado con el tiempo.
Cada vez peor.
Qué pena, de verdad.
Sarita Amon.