martes, 16 de junio de 2009

Si ha habido una necesidad, mas alla de las fisiologicas basicas, que haya preocupado al ser humano (especialmente al ser humano mujer), ha sido la de poder controlar su natalidad.

La cosa viene de largo.

Ya en el Antiguo egipto ( ni tan siquiera yo habia nacido entonces jajajajujujijijaja) se usaban mezclas de estiercol de cocodrilo y miel, o esponjas impregnadas en la vinagre que se introducian en la vagina para impedir a los espermatozoides alcanzar su objetivo.

La cosa siguio avanzando (¿ nadie penso, por ejemplo, en esterilizar a las cigüeñas?), hasta que llego la revolucion cuando en mayo de 1960 se aprobaba el primer anticonceptivo oral, el Enovid, mezcla de progesterona y estrogeno, y que garantizaba, con todos sus defectos, el control de la natalidad por parte de las mujeres.

Desde entonces, y hasta lo ultimo que se esta probando (un chip -igualito, igualito que el que se coloca en el cuello del perro- puesto en el brazo ), todo ha avanzado bajo el mismo supuesto, intentar engañar al cerebro y hacerle creer que el feto esta alojado en el utero para que no se produzca la ovulacion.

Lejos quedan ya consejos como los que, en 1850 ( tampoco hace tanto ) daba el científico britanico Thomas Ewel.


Muy original y seguro el, recomendaba a las parejas que no quisieran tener hijos, sumergirse en grandes tinajas llenas de acido carbonico.

para gustos...

Sarita Amon