domingo, 14 de abril de 2013

Y sí, ya lo sé, ver esas cosas es pecado -y seguro que de los mortales en los que no pasas ni por el purgatorio ni nada-, pero, digan lo que digan, hemos tenido suerte.

Con la religión que nos ha tocado basta, después de cada acto impuro que atente contra alguno de sus mandamientos, ir corriendo a contárselos para que te los absuelvan.

Y como nuev@.

Eso sí, es conveniente hacerlo al momento.
...

Nunca se sabe.

Lo de tener fecha de caducidad y que no te la impriman al nacer es una marranada, por no decir otra cosa más grande.

Que se lo digan a Michael Godwin, que tras varios años esperando ser ejecutado en la silla eléctrica, estaba exultante cuando le comunicaron que su sentencia quedaba reducida "sólo" a cadena perpetua.

Días después, cuando estaba sentado en su retrete de metal intentando arreglar la televisión de su celda, agarró un cable y se electrocutó.

No somos nadie.

Sarita Amon.

En la China se excitan con los pies pequeños, en África con las nalgas y en Japón con las nucas.
Sin embargo, y por estas haciendas del muy civilizado occidente, el primer lugar de las encuestas dedicadas a conocer los gustos de los varones heteros lo ocupan los pechos femeninos.
Incluso Freud, tan preocupado el hombre por estas cosas, lo situó en lo más alto de su clasificación.
¿Razones?
 Pues existen tantas como pensadores se han dedicado a teorizar con el asunto.
Sin embargo no deja de tener su aquel –poesía incluida- aquella que explica que los pechos femeninos han ido evolucionando hasta convertirse en un precioso balcón que cumple con la misma función de atracción que el trasero de un babuino hembra.
 Los defensores de la teoría, encabezados por el psicólogo Michael Perry, afirman rotundos: “a diferencia de los monos, una mujer camina erguida, por lo que necesita tener sus atributos de frente”.
Servidora, como es obvio, nada tiene que opinar en tan maleable tema.

Ni ganas.

Jajujujjjjjajajujuja

Sarita Amon