"Las conductas, como las enfermedades, se contagian de unos a otros”
( Francis Bacon, 1561 - 1626; político inglés)
Tenía yo un profesor de esos que, además de pasarse media vida subiéndose
los calcetines y conducir a sus -por lo menos- ciento veinte años un deportivo
rojo, era capaz de resumir todo el enciclopédico "saber humano" en
dos escuetas frases.
La primera tenía su lógica y la verdad es que no comprometía a nada; siempre la
decía muy serio mientras se pellizcaba su única ceja (que en algún prehistórico
momento debió de estar dividida en dos). Levantando la mano y sentenciaba -sin
cambiar ni una sola palabra por mucho que ya la hubiera repetido antes-:
"alumnos (pausa grave), por comer chocolate no salen granos, pero si
cuando comen chocolate a ustedes les salen granos.. ¡coño! no coman
chocolate".
La segunda afirmación era igual de aplastante aunque me temo que los adelantos
de la "técnica" la han hecho envejecer de mala manera.
Era la frase que decía cuando
se enfadaba, la frase que gritaba, la frase con la que se podía anunciar el día
del juicio final, era, en definitiva, su gran frase.
A todo pulmón y envuelto en
el aire solemne que le daba ser "el catedrático emérito más antiguo de
esta universidad" (y del mundo, diría yo) sentenciaba: "alumnos (una
pausa doble de la anterior), siempre que tengan delante a un imbécil, te hará
descender a su nivel y allí te ganará por experiencia.
Como decía el otro: "si
tu intención es describir la verdad, hazlo con sencillez. La elegancia déjasela
al sastre".
jueves, 21 de marzo de 2013
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