martes, 13 de enero de 2009

una de las mas viejas y arraigadas costumbres humanas consiste en ponerse en cualquier fila en la que alguien reparta algo gratis.

una aficion cultivada al margen de que el artículo a regalar sea una porqueria (que siempre lo es) o de que el 99% de los que esten haciendo cola ya tengan tres docenas de lo mismo en casa.

bien, pues como devota practicante de esta milenaria tradicion que soy, vengo notando un notable aumento de la agresividad en el ambiente colistico del degratis.

si antes aguardabamos pacientemente a que nos regalaran la caja de cerillas o el globito que se explotaba en cuanto lo intentabas inflar, ahora basta con que te muevas un poco de la fila para que te empiecen a insultar, y eso si tienes suerte y das con gente tranquila.

aunque para ser justa hay que reconocer que esta agresividad en las cosas de balde ha existido siempre.

cuentan las cronicas que en la ceremonia de coronacion del nicolas II de rusia, en moscu, se iban a entregar obsequios a todas las personas que participaban, mientras estas personas estaban aguardando para recibir sus presentes, se corrio el rumor de que no habia suficientes regalos para todos, asi comenzo una estampida hacia los mostradores con los regalos, y cientos de mujeres y niños fueron pisoteados y murieron.

por aqui la cosa no llega a tanto ( todavia ), pero he notado que desde que los prejubilados, jubilados y/o pensionistas empezaron a alternar su misteriosa aficion por mirar zanjas con la de hacer cola alli donde ven alguna, los demas, pobres mortales, tenemos la batalla perdida.

tal y como se estan poniendo las cosas – ellos cada vez son mas y cada vez mas agresivos- a lo unico que podemos aspirar degratis es a alguna camiseta ( que siempre queda grande ) conseguida despues de pelearnos con tres docenas de ociosos jubiletas baston en mano.

y todo para convertirnos en el soporte publicitario gratuito de cualquier caja de ahorros.

esto de las colas ya no es lo que era

Sarita Amon