Alguien dijo que uno escribe para parecerse a lo que escribe.
Algo de eso debe haber, las letras que se escapan del cerebro deben llevarse parte de lo que anda dando vueltas por ahí.
Ciertos anhelos, una cuota de dolores, cantidad de obsesiones y, siempre enrevesado, algún deseo.
entonces, uno definitivamente se parece a lo que escribe y debe haber algo profundo en eso, complejos mecanismos puestos en marcha para que una serie de caracteres ordenados de acuerdo a una lógica particular carguen con significados que van bastante mas allá de lo que la superficie de un texto sugiere.
La mayoría de estos rasgos son imperceptibles incluso para quien redacta pero a veces se encuentra un antiguo texto propio, letras sueltas acerca de cualquier cuestión, y ahí esta uno. un momento, una idea, un pedazo de la propia personalidad, volcada en un papel que ha quedado abandonado.
Un poco eso es y sera este muro que ha tenido un tiempo de descanso.
De a ratos un diario personal, privado e incomprensible y de a ratos otra cosa.
lo terrible pero tambien reconfortante es tener plena conciencia de que en cada letra va un pedazo de quien redacta y, asi y todo, seguir volcando cosas.
Sarita Amon.