basta echar un vistazo estos dias y los que nos quedan por el centro de cualquier ciudad para darse cuenta que la navidad es una locura colectiva.
y no lo digo en plan metaforico, cada vez estoy mas convencida de que, llegando diciembre, a algunos se les sueltan unos cuantos cables dentro de la mollera y necesitan urgentemente alguien que les arregle el desbarajuste.
observando el hormiguero de gente entrando y saliendo de las tiendas, da la sensacion de que son muchos los que tienen como mascota a una gallina que les pone huevos de oro cada noche, el panorama de gente transportando paquetes y bolsas es lo mas parecido a esas imagenes de los telediarios en que la poblacion hace acopio de viveres para afrontar el paso de un huracan, paseando por cualquier calle comercial uno tienen la impresion de estar viviendo en una de esas monarquias petroliferas donde todos estan forrados y ya no saben en que gastarse el dinero.
hacer regalos con moderacion y criterio es agradable, pero llevado a los extremos grotescos en que se esta haciendo empieza a dar un poco de dentera.
ademas, en navidad, sucede otra cosa que me tiene desconcertada, y no me estoy refiriendo a la clonacion en cada esquina de un santa claus, alguien deberia explicar que no es el quien nace cada navidad, sino por lo extraño que se vuelve el personal en esta epoca, gente que en otro momento del año se harian los miopes o los distraidos para no saludarte, que no pararian ni para recogerte de la cuneta nevada de una carretera secundaria aunque estuviera anocheciendo y se escuchara, de fondo, el aullido de los lobos, ahora te da dos besos y te desea prosperidad y felicidad.
tengo un amigo que mantiene la teoria de que todas esas criaturas subita y aterradoramente simpaticas han salido de la ornamentacion callejera con la que todos los ayuntamientos se empeñan en obsequiarnos llegadas estas fechas.
dice que el dia que vea la pelicula “ la invasion de los ladrones de ultracuerpos ” sabre con exactitud a que se refiere.
Sarita Amon