miércoles, 13 de febrero de 2013


Queremos con el corazón y pensamos con la cabeza, ¿no? eso es al menos lo que todo el mundo dice o piensa aunque no lo diga.

pues yo no pienso así yo por lo menos pienso con la cabeza y quiero con la cabeza, los sentimientos tienen un origen cerebral, el corazón, en un tándem perfecto con los pulmones, se limita a bombear sangre y oxigenar así todo nuestro cuerpecito para que no falle ningún órgano, pero, aunque pueda parecer poco poético, es la única tarea del musculo más importante del cuerpo humano, todo lo que somos esta en el cerebro, donde surge la inteligencia, creatividad, autoestima y también la emoción, así el amor se genera en su parte basal, lo cual se comparte con algunos animales, por tanto nadie puede decirnos que, ante determinados sentimientos, debemos tener en cuenta que hay que pensar con la cabeza y no con el corazón, porque eso ya lo hacemos aunque no queramos el problema es que el cerebro que no es infalible nos puede enviar señales erróneas y entonces se dispara la posibilidad de equivocarnos en ese mundo complejo de los sentimientos.

En definitiva amiga que si quieres ser sincera a partir de ahora tendrás que declararte diciendo......te quiero con todo mi cerebro, en lugar del te quiero con todo mi corazón, al que se está acostumbrado el decir.

Según los científicos y antes yo también pensaba como se puede comprobar en entradas antiguas que el "estado de enamoramiento" es un autoengaño constante... pero, ¿que sabrán estos científicos locos, o que experiencia tengo yo para afirmar lo mismo?

Estoy segura de que el amor es una emoción que tiene sus bases en el cerebro, específicamente en el sistema límbico y la corteza, las neuronas que generan este estado emocional son las mismas que se activan cuando disfrutamos el placer de alimentarse o cuando jugamos compulsivamente.

Sarita Amon