viernes, 22 de febrero de 2013


Rebatía hace unos momentos en un complejo sueño la coexistencia racional de lo que puede estipular un destino con lo que quisiera planificar uno de su propio diario vivir, la interprtación de ambas cosas nos llevan necesariamente a un inevitable juego de presente y futuro, por lo menos estamos dejando al olvido nuestro pasado, sin por ello que en algún momento de nuestra vida haya sido un complicado presente. Una autocritica diaria a nuestro presente nos educaría a forzar un destino más o menos aceptable aunque la búsqueda de este sueño siempre sea perfecta por naturaleza humana, pero vamos no seamos pretenciosos.

Un aceptable relativamente tangible nos será mejor que un tenebroso plano futuro existencial.

 

la vida gira al torno de las ideas, y estas se transforman en vida.

 

a veces en sueño otras en “ proyectos ”.

 

Y qué tal si nos dedicamos solamente a vivir nuestro presente y nos olvidamos por completo de las preocupaciones de nuestro futuro, como quien diría, volver a la infancia, existir solo por nuestras necesidades del diario vivir.

 

Estaríamos desplazándonos en un sencillo plano superficial, cada evento realizado en el día no tendría ningún tipo de impacto para el mañana, recordemos que en estos momentos no nos importa el futuro, al no producir ningún estimulo futurista, será tan superficial este acto llevado en el presente que tampoco se quedara en un pasado.

 

Podríamos decir que estamos en la era robótica.

 

Mientras existimos somos útiles, al termino de nuestra funcionalidad nos trasformaremos inevitablemente en material de desecho.

 

Así es, para que preocupar por un futuro? Si no me importase el futuro, ni siquiera me tomaría la molestia de escribir todo esto, pero en el momento que lo hago, ya es parte de mis proyecciones, esto se mantendrá inalterable en el tiempo, y en un “futuro” próximo, será también parte de mi pasado.

 

Ser una estúpida soñadora o una ávida embaucadora.... mis principios no me lo permiten... seguiré soñando de mi propia estupidez.

 

 

Sarita Amon