a veces me remonto a los tiempos de antaño, epocas mas sencillas y mas simples y me pregunto, ¿ cual era el mejor lugar para sentarse en una posada o en una gran casa ?.
algunos pensarian que junto al rey o el dueño, ya que los agradable y comodos placeres de la casa llegarian con mayor fluides sin duda alguna, la carne y el vino jamas detendrian su paso garantizando deleite al paladar y tranquilidad al cuerpo.
otros mas pensarian que junto a los nobles y ricos puesto que gozarian de finos modales y suaves sedas, dulces perfumes y educados discursos.
quizas junto a los sabios y los ancianos, ya que compartirian su vision del mundo y las cosas, nutririan mi intelecto y beneficiarian mi alma con su experiencia.
quizas algunos mas respondieran que en las cocinas, puesto que no les van los modales y los extrictos protocolos, les aburririan las charlas y el cuidar lo que se dice, los conocimientos los aburririan y la experecia se debe adquirir por vivencias mas que por platicas de ancianos que exageran o se pronuncian moralistas por ya no tener edad ni facultad para nada mas.
prefiriendo un gin tonic, el calor de una chimenea y todo aquello que pudiera llevar a mi boca cuando se sirviera la comida y se recogieran las sobras.
yo en lo personal, escogeria estar junto al narrador de cuentos, aquel joven o viejo personaje que tuviera la lengua de plata y los gestos de un niño, aquella persona que pudiera hilar una historia dan forma tan fluida y segura como las hilanderas tejen tapices en el telar.
pues a su lado siempre estaria cerca del fuego, al lado de reyes y dueños, ricos y nobles, ancianos y sabios, y sin duda tambien tendria lugar en las cocinas y entre los humildes.
pues el campo que trabaja el contador de historias es el de la imaginacion y el alma, siembra imagenes y cosecha sueños.
al lado del narrador de historias me sentaria y en las alas de la imaginacion me montaria, ese pues a mi pobre parecer seria el mejor lugar que escoger podria.
Sarita Amon
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